En la guía Vive tu propósito, menciono tres heridas comunes (junto con reflexiones y recursos) que pueden despertarse cuando empezamos a manifestar nuestro propósito:
- La herida de la invisibilidad
- La herida del sacrificio
- La herida de perfeccionismo
Yo las he sentido todas. ¿Y tú? ¿Qué otras has vivido tú?
El despliegue exitoso de nuestro propósito vital –el despegue enraizado, que me gusta llamarlo a mi–, está profundamente vinculado a la reconciliación con el origen, o sea, al reconocimiento y transmutación de la raíz de nuestras heridas…
… y a medida que vamos mirando, observando e integrando, avanzamos un gran paso en el viaje errático[1] del propósito de vida.
Me encantaría escuchar acerca de otras heridas y los aprendizajes que te han regalado. Si quieres abrirte, te leemos. Seguro que tu experiencia aporta a otros
errático: impredecible o que cambia con frecuencia. ↩︎